Fran Perea

Prometeo cobrará vida estos días en el Teatro Romano de Mérida… Me meteré en su piel, me ataré a sus cadenas y me transformaré en el titán que le robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres… ¿Mereció la pena? Reflexionaremos sobre esta duda junto a los miles de espectadores que llenan el Festival de Teatro Clásico de Mérida cada noche de verano...

Recuerdo cuando mis padres en las vacaciones de mis cinco o seis años, me trajeron aquí, al Teatro… Durante la visita, yo comía un helado y daba la mano a mi madre (una foto lo atestigua). Estoy seguro de que ella prefería tenerme también encadenado para evitar alguna trastada… No podíamos imaginar que este lugar se convertiría en lugar de visita obligada para “ver al niño en el Festival” en alguno veranos de nuestra vida.

Vuelvo a Mérida y vuelvo a pisar la arena y las tablas del Teatro. Es mi tercer estreno en este coso pero los sentimientos tienen la misma fuerza que en aquel estreno de Fedra en 2007, hace ya doce años. La emoción, la ilusión y la enorme expectativa de estrenar en Mérida

Entonces, metido en la piel de Hipólito de la mano de Ana Belén, ella en el papel de Fedra, descubrí la experiencia brutal que es estrenar y actuar en el Teatro. La interpretación cobra una especial dimensión en este escenario y no solo por su enorme superficie en la que te sientes minúsculo, sino por la especial responsabilidad de estar a la altura de la profesión que antes ha pasado por ese mismo escenario, dar sentido a las palabras plasmadas por autores contemporáneos que revisan los clásicos y asumir todo el peso de la Historia que está debajo de tus pies, frente a tus ojos y guardándote las espaldas…

Llegué a Mérida la primera vez dirigido por José Carlos Plaza, repetí en 2012 como el Orestes en Electra (también con la gran Ana Belén en el papel principal) con él como director y vuelvo ahora bajo su dirección para ofrecer este Prometeo con texto sublime de Luis García Montero y dando la réplica a Lluís Homar como Prometeo anciano y a Amaia Salamanca como Ío.

Noches de vida, noches que no se olvidan… En noches como éstas vuelvo a ser el joven que se matriculó con toda la ilusión en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. En noches como éstas, recuerdo por qué soy actor.

Fran Perea

#CulturaEsRiqueza