Comparto unas breves palabras de agradecimiento por el galardón de Marengo de Oro que la Asociación de Vecinos de Torrijos de Málaga tuvo a bien concederme en este año.
Buenas tardes a todos y a todas, buenas tardes, alcalde y representantes de las instituciones públicas, buenas tardes, amigos y amigas de la Asociación de Vecinos Torrijos. Buenas tardes, familia mía. Buenas, gente de Málaga.
Antes de nada, me gustaría dar las gracias por este Marengo de Oro. Este premio es un reconocimiento a personas de Málaga por su trabajo en el mundo de las artes. Os puedo asegurar que, como hiciera Torrijos por sus ideas, antes de que lo asesinaran en estas playas, cada día pongo mi compromiso en aras del arte y la cultura para que tengan un lugar destacado en nuestras vidas. Para que las personas, más allá de las preocupaciones del día a día, de la situación económica, de las desigualdades (que son muchas), sigan imaginando, soñando, creyendo que otro mundo mejor es posible. Creo profundamente en la cultura como elemento renovador y, podéis estar tranquilos, porque, como digo, cada día trataré de estar a la altura de este premio.
Cuando te dan un galardón lo disfrutas porque otros lo disfrutan contigo, si no, no tiene sentido. Por eso, quiero compartirlo con mi familia, y agradecerles que hayan venido casi todos. Hoy, vivimos días duros, los más duros que nos ha tocado vivir.
Cuando me preguntan qué echo de menos de Málaga, siempre contesto que el olor a mar, mi yo marinero, Marengo. Y también, y sobre todo, mi familia. Yo soy de donde mi familia es. Yo soy, en gran parte, la suerte de haber nacido en una cuna especial, fuerte y unida, con valores sólidos que han cimentado el hombre en el que me he convertido. Ellos me han enseñado grandes lecciones: el sentido práctico de la vida. El llamar a las cosas por su nombre. El ser agradecido, mucho. El no hacer grandes alardes, pero, con mi trabajo y mi sonrisa, intentar mejorar mi entorno en el día a día, en las pequeñas cosas.
Me han enseñado, con su ejemplo, el significado de las palabras perseverancia, compromiso, igualdad, solidaridad, amistad, generosidad. Me han ido dejando caminar, pero haciéndome saber que estaban ahí, para que el equilibrio fuera posible. Comparto esto con los que estáis, especialmente con mi abuela Mami, y con los que, no estando presentes, siguen vivos en vosotros y en mí. Os quiero.
Muchas gracias a todos y todas.
Fran Perea